Novena al Espíritu Santo – Larga

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 NOVENA AL ESPÍRITU SANTO

ORACIONES DE LA NOVENA

(en preparación hacia Pentecostés) 
(Para empezar el viernes después de la solemnidad de la Ascensión y terminar el sábado antes de Pentecostés.
 Estas oraciones se rezan durante la vigilia de los “Tres días de Espera”; también pueden ser rezadas en cualquier época del año.
  Esquema: 
- Himnos al Espíritu Santo 
- Coronilla de Renovación
 - Letanías al Espíritu Santo 
- Novena al Espíritu Santo (Dada por Santa Cecilia)

 (Para nueve días de cantos, reflexión y oración) 
- Acto de Consagración al Espíritu Santo
 - Oración para los Sietes Dones del Espíritu Santo 

 Para empezar la Novena, empiece diciendo: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 HIMNOS AL ESPIRITU SANTO

( Este himno de la Liturgia de las Horas ha sido extraído de las I Vísperas de la fiesta de Pentecostés)
 
1. Ven , Creador, Espìritu amoroso.
Ven y visita el alma que a ti clama.
Y con tu soberana gracia inflama
los pechos que creaste poderoso.
2. Tú que abogado fiel eres llamado,
del Altìsimo don, perenne fuente
de vida eterna, caridad ferviente,
espiritual unciòn, fuego sagrado.
3. Tú te infundes al alma en siete dones,
fiel promesa del Padre soberano.
Tú eres el dedo de Su diestra mano,
Tú nos dictas palabras y razones.
4. Ilustra con Tu luz nuestros sentidos;
del corazón ahuyenta la tibieza.
Haznos vencer la corporal flaqueza, con Tu eterna virtud fortalecidos.
5. Por Ti, nuestro enemigo desterrado,
gocemos de paz santa duradera,
y, siendo nuestro guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.
6. Por Ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo, soberano omnipotente,
y a Ti, Espíritu, de ambos procedente,
con viva fe y amor siempre creamos. Amén.
7. Toda la Gloria sea al Padre
en la unidad con Su Hijo y
Contigo, gran Paráclito.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Nota: Se pueden cantar otros himnos al Espíritu Santo.
 

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO

Dada por Santa Cecilia para ser cantada, meditada y rezada
(Lea la introducción y la cita(s) de cada día y medite en ellas siguiendo con las oraciones para cada día).

PRIMER DÍA
¡Espíritu Santo! ¡Señor de Luz!
¡Danos, desde tu clara altura celestial,
Tu puro radiante esplendor! EL ESPÍRITU SANTO
Sólo una cosa es importante: la salvación eterna. Por lo tanto, sólo una cosa hay que temer: el pecado. El pecado es el resultado de la ignorancia, debilidad e indiferencia. El Espíritu Santo es el Espíritu de Luz, de Fortaleza y de Amor. Con sus siete dones ilumina la mente, fortalece la voluntad e inflama el corazón con el amor a Dios. Para asegurarnos la salvación debemos invocar al Espíritu Divino diariamente, porque “el Espíritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros” (Rom 8, 26).
Léase: Hechos 1, 6-8 y Juan 14, 15-25

Oración:
Omnipotente y eterno Dios, que has condescendido para regenerarnos con el agua y el Espíritu Santo, y nos has dado el perdón de todos los pecados, permite enviar del Cielo sobre nosotros los siete dones de Tu Espíritu, el Espíritu de Sabiduría y de Entendimiento, el Espíritu de Consejo y de Fortaleza, el Espíritu de Conocimiento y de Piedad, y llénanos con el Espíritu del Santo Temor de Dios. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (Siete veces)

Acto de Consagración al Espíritu Santo… (al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu Santo… (Al final de la Novena)



SEGUNDO DÍA
¡Ven, Padre de los pobres!
¡Ven, con tesoros que perduran!
¡Ven, Luz de todo lo que vive!
DON DE TEMOR DE DIOS
El don del Santo Temor de Dios nos llena con un soberano respeto por Dios y nos hace que a nada temamos más que a ofenderlo por el pecado. Es un temor que se eleva, no desde el pensamiento del infierno, sino del sentimiento de reverencia y filial sumisión a nuestro Padre Celestial. Es el temor el principio de la sabiduría, que nos aparta de los placeres mundanos que podrían de algún modo separarnos de Dios. “Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan” (Ecl 2, 17).
Léase: Filipenses 2, 12-18

Oración:
¡Ven, Oh bendito Espíritu de Santo Temor de Dios, penetra en lo más íntimo de mi corazón, que te tenga, mi Señor y mi Dios, ante mi rostro para siempre, ayúdame a huir de todas las cosas que te puedan ofender y hazme digno ante los ojos puros de Tu Divina Majestad en el Cielo, donde vives y reinas en unidad de la siempre Bendita Trinidad, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (siete veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu santo… (Al final de la Novena)

TERCER DÍA
Tú, de todos los consoladores el mejor,
al visitar el corazón turbado, concede la gracia de la placentera paz.
DON DE PIEDAD
El don de Piedad suscita en nuestros corazones un filial afecto por Dios como nuestro amorosísimo Padre. Nos inspira, por amor a Él, a amar y respetar a las personas y cosas a Él consagradas, así como a aquellos que están revestidos con Su autoridad, Su Santísima Madre y los Santos, la Iglesia y Su Cabeza visible, nuestros padres y superiores, nuestro país y sus gobernantes. Quien está lleno del don de Piedad no encuentra la práctica de la religión como deber pesado sino como deleitante servicio. Donde hay amor no hay labor.
Léase: Romanos 6, 1-14

Oración:
Ven, Oh Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón. Enciende dentro de mí tal amor por Dios que encuentre satisfacción sólo en su servicio, y por amor a Él me someta amorosamente a toda legítima autoridad. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria … (siete veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu santo… (Al final de la Novena)

CUARTO DÍA

Tú, en la fatiga dulce alivio,
refresco placentero en el calor,
solaz en medio de la miseria.
DON DE FORTALEZA
Por el Don de la Fortaleza el alma es fortalecida ante el miedo natural y sostenida hasta el final en el desempeño de su deber. La fortaleza le imparte a la voluntad un impulso y energía que la mueve a llevar a cabo, sin dudarlo, las tareas más arduas, a enfrentar los peligros, a estar por encima del respeto humano, y a soportar sin quejarse el lento martirio de la tribulación aún de toda una vida. “El que persevere hasta el fin, ese se salvará”(Mt 24, 13).
Léase: Hechos de los Apóstoles 7, 51-60

Oración:
Ven, Oh Bendito Espíritu de Fortaleza, levanta mi alma en tiempo de turbación y adversidad, sostén mis esfuerzos de santidad, fortalece mi debilidad, dame valor contra todos los asaltos de mis enemigos, que nunca sea yo confundido ni me separe de Ti, Oh mi Dios y mi máximo Bien. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (siete veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu santo… (Al final de la Novena)

QUINTO DÍA

¡Luz inmortal! ¡Luz Divina!
¡Visita estos corazones tuyos
y llena nuestro más íntimo ser!
DON DE CONOCIMIENTO
El Don de Conocimiento permite al alma darle a las cosas creadas su verdadero valor en relación con Dios. El conocimiento desenmascara la simulación de las criaturas, revela su vacuidad y hace notar sus verdaderos propósitos como instrumentos al servicio de Dios. Nos muestra el amoroso cuidado de Dios aún en la adversidad y nos lleva a glorificarlo en cada circunstancia de la vida. Guiados por Su luz damos prioridad a las cosas que deben tenerla y apreciamos la amistad de Dios por encima de todo. “El conocimiento es fuente de vida para aquel que lo posee” (Prov 16, 22).
Léase: 1 Corintios 12, 1-11

Oración:
Ven, Oh Bendito Espíritu de Conocimiento y concédeme que pueda percibir la Voluntad del Padre. Muéstrame la nada de las cosas terrenales, para que pueda darme cuenta de su vanidad y que las use únicamente para Tu gloria y mi propia salvación, mirándote a Ti y a los premios eternos siempre por encima de ellas. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (7 veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu santo… (Al final de la Novena)

SEXTO DÍA

Si Tú apartas Tu gracia,
nada puro permanecerá en el hombre,
todo lo que es bueno se volverá malo.
DON DE ENTENDIMIENTO
El Entendimiento, como Don del Espíritu Santo, nos ayuda a comprender el significado de las verdades de nuestra santa religión. Por la fe las conocemos, pero por el Entendimiento aprendemos a apreciarlas y a apetecerlas. Nos permite penetrar en el profundo significado de las verdades reveladas y, a través de ellas, develar lo novedoso de la vida. Nuestra fe deja de ser estéril e inactiva e inspira un modo de vida que da elocuente testimonio de la fe que hay en nosotros. Comenzamos a “caminar dignos de Dios complaciéndolo en todas las cosas y creciendo en Su conocimiento”.
Léase: 1 de Corintios: 14, 1-25

Oración: 
Ven Oh Espíritu de Entendimiento e ilumina nuestras mentes para que podamos conocer y creer en todos los misterios de la salvación y que al final podamos merecer contemplar la eterna luz en Tu luz, y en la luz de la gloria, podamos tener una clara visión de Ti y del Padre y del Hijo. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (7 veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu Santo… (Al final de la Novena)

SÉPTIMO DÍA

Sana nuestras heridas, renueva nuestra fuerza.
En nuestra aridez derrama Tu rocío.
Lava las manchas de la culpa.
DON DE CONSEJO
El don de Consejo dota al alma de prudencia sobrenatural, permitiéndole juzgar con prontitud y acertadamente lo que se debe hacer, especialmente en circunstancias difíciles. El Consejo aplica los principios dados por el Conocimiento y el Entendimiento a los innumerables casos concretos que confrontamos en el curso de nuestras obligaciones diarias, como padres, docentes, servidores públicos y ciudadanos cristianos. El Consejo es sentido común sobrenatural, un tesoro invalorable en el tema de la salvación. “Y por encima de todo esto, suplica al Altísimo para que enderece tu camino en la verdad”(Ecl 37, 15).
Léase: Judas 17, 23

Oración:
Ven, Oh Espíritu de Consejo, ayúdame y guíame en todos mis caminos, para que pueda hacer siempre Tu Santa Voluntad. Inclina mi Corazón a aquello que es bueno, aléjalo de todo lo que es malo y guíame por el sendero recto de Tus Mandamientos hacia la meta de la vida eterna que anhelo. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (7 veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu santo… (Al final de la Novena)


OCTAVO DÍA
Doblega la voluntad y el corazón obstinado,
funde lo que está helado, calienta lo que está frío.
Guía los pasos que se han desviado!
DON DE SABIDURÍA
Refiriéndonos a todos los otros dones, así como la caridad abarca todas las otras virtudes, así la Sabiduría es el más perfecto de los dones. De la Sabiduría está escrito: “todo lo bueno vino a mi con Ella e innumerables riquezas me llegaron a través de sus manos”. Es el don de Sabiduría el que fortalece nuestra fe, fortifica la esperanza, perfecciona la caridad y promueve la práctica de la virtud en el más alto grado. La Sabiduría inclina la mente para discernir y apreciar las cosas de Dios, ante las cuales los gozos de la tierra pierden su sabor, a la vez que la Cruz de Cristo produce una dulzura divina, de acuerdo a las palabras del Salvador: “Toma tu cruz y sígueme, porque Mi yugo es suave y Mi carga ligera”.
Léase: Santiago 3, 13-18

Oración:
Ven, Oh Espíritu de Sabiduría y revela a mi alma los misterios de las cosas celestiales, su enorme grandeza, poder y belleza. Enséñame a amarlas por encima y más allá de todos los gozos pasajeros y de las satisfacciones de la tierra. Ayúdame a conseguirlas y a poseerlas para siempre. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (7 veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu santo… (Al final de la Novena)

NOVENO DÍA

Tú, en aquellos que siempre te confiesan y te adoran, en tus siete dones, desciende. Dales consuelo en la muerte. Dales vida Contigo en las alturas.Dale los gozos que no tienen fin. Amén.
FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO
Los dones del Espíritu Santo perfeccionan las virtudes sobrenaturales habilitándonos para practicarlas con mayor docilidad a la divina inspiración. A medida que crecemos en el conocimiento y en el amor de Dios, bajo la dirección del Espíritu Santo, nuestro servicio se vuelve más sincero y generoso y la práctica de las virtudes más perfecta. Tales actos de virtud dejan el corazón lleno de gozo y consuelo y son conocidos como los frutos del Espíritu Santo. Estos frutos, a su vez, hacen la práctica de las virtudes más atractiva y se convierten en un poderoso incentivo para hacer esfuerzos aún mayores en el servicio de Dios, para servir a Aquel que debe reinar.

Oración:
Ven, Oh Divino Espíritu, llena los corazones con Tus frutos celestiales: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, docilidad/mansedumbre, fidelidad, modestia, moderación, continencia, castidad y templanza, para que nunca me canse en el servicio a Dios, sino que por una continua sumisión fiel a Tus inspiraciones, pueda merecer estar unido eternamente Contigo en el amor del Padre, y del Hijo. Amén.
Padre Nuestro… Ave María… (Una vez)
Gloria… (7 veces)

Acta de Consagración al Espíritu Santo… (Al final de la Novena)
Oración para obtener los Siete Dones del Espíritu santo… (Al final de la Novena)

ORACIÓN FINAL

Oh Espíritu Santo, dulce Huésped de mi alma, permanece en mí y concédeme que yo pueda siempre permanecer en Ti. Amén. Bajo tu amparo nos acogemos, oh Santa Madre de Dios, no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todos los peligros, Oh Virgen siempre gloriosa y bendita. Amén.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


ACTO DE CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

De rodillas ante la gran multitud de los testigos celestiales, yo te ofrezco todo mi ser, mi alma y mi cuerpo, Eterno Espíritu de Dios. Yo adoro el brillo de Tu pureza, el inefable gemido de Tu justicia y el poder de Tu Amor. Tú eres la fortaleza y la luz de mi alma. En Ti yo vivo, me muevo y existo. Yo deseo no afligirte jamás con la infidelidad a la gracia y te suplico con todo mi corazón mantenerme alejado del más mínimo pecado contra Ti. 

Guarda misericordiosamente todos mis pensamientos y concédeme que pueda siempre mirar Tu luz, escuchar Tu Voz y seguir Tus inspiraciones de gracia. Yo me uno a Ti y me entrego a Ti. Te suplico, por Tu compasión, que me cuides en mi debilidad. 

Tomando los pies traspasados de Jesús, mirando Sus cinco Llagas, confiando en Su Preciosa Sangre, adorando Su Costado abierto y Su Corazón herido, yo te imploro, oh adorable Espíritu, Auxilio de mi debilidad, mantenerme en Tu gracia de tal manera que nunca más peque contra Ti. Concédeme la gracia, Oh Santo Espìritu, Espíritu del Padre y del Hijo, de decirte siempre y en todo lugar: “Habla Señor, que Tu siervo escucha”. Amén.
(Para ser recitada diariamente durante la novena.)


ORACIÓN POR LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO

Oh Señor Jesucristo, que antes de ascender al Cielo prometiste enviar al Espíritu Santo para completar Tu obra en las almas de Tus apóstoles y discípulos, dígnate concederme el mismo SantoEspíritu para que Él perfeccione en mi alma la obra de Tu gracia y de Tu amor. 

Concédeme el Espíritu de Sabiduría para que pueda despreciar las cosas perecederas de este mundo y aspirar únicamente las cosas eternas; el Espíritu de Entendimiento para que ilumine mi mente con la luz de Tu Divina Verdad; el Espíritu de Consejo para que pueda siempre elegir el camino seguro para agradar a Dios y ganar el Cielo; el Espíritu de Fortaleza para que pueda cargar mi cruz Contigo y pueda superar con coraje todos los obstáculos que se opongan a mi salvación; el Espíritu de Conocimiento para que pueda conocer a Dios y a mí mismo y crecer en la perfección de la ciencia de los Santos; el Espíritu de Piedad para que pueda encontrar el servicio a Dios dulce y amable; el Espíritu de Temor para que pueda estar lleno de reverencia amorosa hacia Dios y que tema en cualquier modo desagradarlo. Márcame, amado Señor, con la señal de Tus verdaderos discípulos y anímame en todas las cosas con Tu Espíritu. Amén.
(Para ser recitada diariamente durante la novena.)